LOS GATOS EN LA HISTORIA DE LA PINTURA
Leonardo Da Vinci, el gran genio del Renacimiento, fue un gran admirador de los gatos. Así lo constata una serie de dibujos dedicada exclusivamente a estos animales en diferentes posturas y actitudes. “Hasta el más pequeño de los felinos es una obra de arte” es una de las frases populares que Leonardo nos legó para siempre.
Desde luego, no es el único genio pictórico que se ha sentido cautivado por la belleza y la fuerte personalidad del gato. La lista de pintores de renombre, que han trascendido en la historia del Arte y que posaron su atención en estos animales de compañía para crear arte, es interminable.
La historia de los gatos en la pintura
En el Antiguo Egipto, los gatos eran considerados seres sagrados, como lo demuestran ciertas esculturas de la época. Algunos gatos se enterraron momificados dentro de los templos en rituales realizados en honor de la reina Bastet. Los gatos aparecen junto a su dueño en muchas pinturas funerarias, frecuentemente debajo de la silla que éste ocupa, simbolizando su estatus de animal favorito.
Grecia y Roma también repararon en la belleza enigmática de estos felinos y no se resistieron a pintarlos. Encontramos varios ejemplos que presentan a estos animales peleando con perros o cazando.
La asociación de distintos animales con la magia y la superstición tuvo una gran implantación en la época medieval. Uno de los animales considerados malditos fue el gato. Sin embargo, entre los siglos V y XV encontramos diversas obras que representan a los gatos realizando diferentes actividades.
Llegado el Renacimiento, Leonardo Da Vinci nos brinda su “Madonna con niño y gato” (1478). Años después, su estudio “Gatos y dragones” (1513), unos dibujos comparativos de los movimientos de los gatos con los de los dragones.
Una de las obras más atrayentes y enigmáticas de la Historia del Arte es “El jardín de las delicias”(1504), del pintor holandés Hieronymus Bosch, El Bosco. En un cuadro con estas características no podía faltar un gato. En el panel izquierdo que representa el Paraíso, junto a Adán y Eva y otros animales, encontramos un gato con una presa en su boca, en actitud totalmente independiente.
En el periodo barroco, Diego Velázquez vuelve a capturar la esencia y la forma de un gato ensimismado. Cuando nos fijamos en el cuadro “La hilanderas” (1657), normalmente nuestra atención se centra en la maravillosa profundidad luminosa del fondo, esa atmósfera y ese aire velazqueño. Sin embargo, más en primer plano encontramos un gato que se queda dormido a los pies de una de las hilanderas. Algunas interpretaciones han visto en este cuadro una alegoría política en la que el gato representaría «el buen súbdito, independiente y a la vez sumiso».
Un precursor de las vanguardias del s. XX, que también inauguró el estilo pictórico romántico, como Francisco de Goya, también dedicó su tiempo a pintar a estos animales de compañía. Encontramos al menos tres obras de Goya en las que los gatos tienen un papel destacado.
“Riña de gatos” (1787) es un cartón para tapiz protagonizado sólo por animales en una época en la que esto no era frecuente. Goya demuestra en esta obra buenas dotes de observador y un gran conocimiento de la postura felina.
“Gato acosado” (1788) representa a dos hombres y un perro que intentan hacer bajar a un gato de un árbol.
“Don Manuel Osorio Manrique de Zúñiga, niño” (1787) es un retrato del hijo del conde de Altamira en el que aparecen tres gatos.
A partir de la llegada del s. XIX, con la irrupción del Impresionismo, aumentará la presencia de gatos en los cuadros de los más destacados pintores. Es el caso de Pierre Auguste Renoir, que utilizará a los gatos de forma recurrente: “Joven con gato” (1876), “Muchacha durmiendo” (1880), “Madre e hijo” (1886)…
Paul Gauguin demuestra su admiración por los gatos en cuadros como “No trabaja” (1896) y “Mujer con niño” (1901).
En “Olimpia” (1863) de Edouard Manet, un gato negro mira directamente al espectador, mientras que “Le Rendez-vous des chats” (1868), uno de sus dibujos, presenta a un gato negro y otro blanco que se encuentran en el tejado.
Toulouse Latrec, pintor y cartelista enmarcado dentro del movimiento post-impresionista, retrató a la artista irlandesa May Belfort, siempre acompañada de su inseparable gatito negro.
Las obras del dibujante y pintor francés Theofile Alexandre Steinlen tienen muy en cuenta a los gatos. Una de las más populares es el cartel realizado para el cabaret Le Chat Noir de París (1896).
En el s. XX hubo numerosos ejemplos de artistas que sintieron predilección por estas mascotas. Por citar a algunos de los más conocidos, el gato negro que Henri Matisse pintó sobre las faldas de su “Margarita Matisse, chica con gato” (1910).
Louis Wain ha pasado a la historia como el pintor de los gatos, tal fue su devoción por los mininos. Prácticamente la totalidad de su obra se dedica a esta temática. En otro post le dedicaremos la atención que se merece por su intensa vida y su interesante obra.
Paul Klee, un artista entre el expresionismo y el abstracto, utilizó a su propio gato como inspiración en obras como “Gato y pájaro” (1928).
“Dalí Atomicus” (1948) es el título de una foto surrealista fruto de la colaboración entre el genio Salvador Dalí y el fotógrafo Philipe Halsman en la que aparecen unos cuantos gatos.
Pablo Ruiz Picasso pintó numerosos gatos a lo largo de su vasta producción. Por ejemplo, en 1939 una alegoría de la Guerra Civil titulada “Gato devorando pájaro”. Otro ejemplo es su “Mujer desnuda acostada jugando con un gato” (1964) y “Jacqueline sentada con su gato” (1964).
Joan Miró también representó gatos con su particular código, en diferentes cuadros.
Por supuesto, Andy Warhol, uno de los grandes representantes del Pop Art, incluyó los gatos dentro de su rico imaginario. También lo hicieron otros artistas vinculados al género como Wallase Ting.
La influencia de los gatos sobre otros artistas más recientes no se agota. Muchos genios vivos y figuras del arte actual, como Makoto Muramatsu, ha hecho de los animales, en particular los gatos, el eje central de su obra.
Ron Burns comenzó retratando mascotas en una protectora y hoy en día, mucho más conocido, continúa con su obra, en gran parte dedicada a los gatos.
La obra de Romero Britto, pintor y escultor nacido en 1963, que combina cubismo, arte pop y grafiti, tiene en los gatos una inspiración esencial.
El pintor Antonio Capel ha dedicado gran parte de su producción al retrato de gatos, con gran maestría en la captación de su anatomía y de sus estados de ánimo.
Podrían citarse muchos más pintores que han querido acercarse con su obra al irresistible mundo de los gatos, pero el espacio es limitado. Sirva esta buena muestra para dejar constancia de la gran influencia de nuestros buenos amigos y compañeros los gatos, a lo largo de los siglos, en toda la historia del Arte.
Agradecemos su colaboración a las siguientes páginas, las cuales han servido de fuente de imágenes para este artículo:
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http://comunidade.sol.pt/
4 comentarios
me parece super genial la información
ResponderEliminarInteresante, siempre es bonito hablar sobre gatos :)
ResponderEliminarInteresante el post! Los gatos son muy buenos compañeros y tmbn están presentes en el arte...
ResponderEliminarMe gustó mucho tu publicación! Los gatos son hermosos y tbmn estuvieron en la historia del arte... Increíble!
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